1. Clinodactilia o “dedos montados”
Los dedos montados son algo de lo que se habla poco, pero se ve mucho, resulta más común de lo que pensamos y hay maneras de tratarlos si así lo deseamos.
Esta es una malformación en la musculatura del pie que acarrea una alineación incorrecta del dedo afectado. Puede ser congénita o adquirida, es decir, se puede nacer con esta o se puede generar por algún traumatismo en los tendones o los huesos que forman el dedo. Las clinodactilias se observan frecuentemente en el segundo dedo del pie dándose un estiramiento de la musculatura en los extensores y ligamentos articulares, esto en ocasiones puede incluso acarrear luxaciones.
La persona afectada suele tener callos por el roce atípico e incluso uñas hipertróficas (crecimiento excesivo de las uñas, en especial las de los pies. Se evidencia en uñas con mucho grosor o con forma dispareja) por el traumatismo mecánico lo que puede afectar al paciente al caminar.
Síntomas
Visualmente es fácil de detectar el cabalgamiento de los dedos, la pérdida de espacio entre el primer y segundo dedo del pie que además lo predispone al Hallux Valgus (juanete). Además, genera roce en el dorso del dedo con callos dolorosos y aplastamiento del tercer dedo que puede llegar a modificar incluso la uña.
Cómo tratar la Clinodactilia
Dependerá en parte de lo avanzada que se encuentre la deformidad, en ocasiones puede no afectar la función fisiológica del pie y permitir una pisada relativamente “normal” siendo una deformidad menor. Pero en los casos más graves los dedos montados sí pueden alterar la pisada y causar una anormalidad en la postura lo que más tarde puede traducirse en problemas del tipo postural en las articulaciones superiores (rodillas, y caderas).
En casos graves la cirugía es la única alternativa recurriendo a técnicas como la Zetaplastias y Tenotomías acompañadas de un alargamiento tendinoso (alargamiento del tendón).
El tratamiento conservador para la Clinodactilia consiste en posicionar los dedos en el lugar correcto de la anatomía del pie haciendo uso de separadores de dedos, esto unido a un calzado adecuado que ofrezca el especio necesario al pie y a los dedos para que mediante la memoria muscular estos se alineen debidamente sin presión en los dedos.
Los separadores son importantes porque fijan los dedos en la posición que se supone deben ocupar, además, protegen los dedos de los callos provocados por las rozaduras de los dedos deformes evitando que además de la malformación los problemas del pie se agraven debido a la irritación que las rozaduras pueden llegar a causar.
2. Dedos en forma de garra
Los dedos en forma de garra son una deformidad bastante común en los dedos de los pies a excepción del primer dedo (dedo gordo) esto ocurre porque la articulación metarso-falángica se estira en exceso y las articulaciones de la parte media y extrema se flexionan. Como tal, los dedos en forma de garra no producen dolor ni complicación alguna, sin embargo, sí son un problema estético.
Existen dos tipos de dedos en garra:
- Garra flexible: en la que el o los dedos se pueden estirar corrigiendo la posición, aunque luego retoman su forma particular.
- Garra rígida: es cuando no es posible corregir la posición del dedo haciendo imposible extenderlo.
Causas
El origen congénito es una de las causas, pero no es la más común. En casi todos los casos la razón de la formación de los dedos en forma de garra tiene mucho que ver con el uso de calzado inapropiado que restringe el espacio de los dedos obligándolos a recogerse, cuando esto se repite constantemente los dedos comienzan a permanecer de esta manera porque los músculos y tendones pierden sus parámetros normales, lo que les da la forma de “garras” a los dedos.
¿Cómo tratar los dedos en garra?
Es aconsejable dejar de lado el calzado en forma de punta o que ofrezca poco espacio a los dedos para evitar el empeoramiento de la deformación, en casos graves, es necesaria la cirugía para recuperar la forma original de los tejidos que dan forma al dedo o dedos afectados. Si el problema no está especialmente avanzado es posible tratarlo con plantillas especiales para corregir la posición del dedo, pero siempre es importante usarlas con un zapato que brinde el espacio a los dedos para que estos se rehabiliten.
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