Todos alguna vez hemos sufrido una torcedura de tobillo, generalmente por pisar en lugares poco estables y si no lo crees haz la prueba, pregunta a amigos y familiares si alguna vez les ha pasado y con toda certeza responderán que sí, más aún si son deportistas.
El tobillo es la articulación donde se unen el pie y la pierna y lo forman tres huesos: peroné, tibia (pertenecientes a la pierna) y el astrágalo (que pertenece al pie). La tibia y el peroné forman en su parte inferior una especie de cúpula en donde encaja el astrágalo, a estos huesos los acompañan un conjunto de ligamentos, músculos y tendones que ofrecen mayor solidez a la estructura y permiten su movilidad por lo que somos capaces de ponernos en pie y caminar. Son en general las zonas más afectadas por lesiones.
Un accidente trivial como una caída en casa o el uso excesivo derivado de la actividad física pueden ocasionar una lesión en el tobillo puesto que es una articulación propensa a cambios de dirección bruscos y no siempre coordinamos cerebro y cuerpo de manera correcta.
Los deportistas se ven especialmente afectados por lesiones de dicha zona, en deportes como: fútbol, básquet, voleibol o atletismo (velocistas, por ejemplo) son muy comunes las dolencias y traumas. De hecho los tobillos suponen entre un 15% y un 20% de las lesiones deportivas, estimándose además que el 73% de los casos puede recaer en los próximos tres años.
Las lesiones más comunes son esguinces y fracturas, pero no son las únicas.
El esguince se da al doblar, girar o torcer el tobillo de una forma poco natural lo que produce un estiramiento anormal de los ligamentos que puede llegar a desgarrarlos siendo los ligamentos laterales externos los principales afectados. Los esguinces se dividen en varios grados:
Grado 1 (hinchazón mínima y dolor moderado), Grado 2 (hinchazón inmediata y moderada), Grado 3 (lesión total del ligamento externo)
La fractura de tobillo por otro lado es una lesión ósea causada por un fuerte traumatismo, por ejemplo accidentes automovilísticos o caídas bruscas y dependiendo de la gravedad puede requerir cirugía.
Otras lesiones de tobillo son: tendinitis, producida por el uso excesivo de la articulación, presentándose regularmente en deportistas. Y luxaciones, que se trata de la separación de los huesos que forman la articulación, suele darse por traumatismo directo (golpe, caída, etc.) y movimientos forzados.
El tratamiento para cada lesión depende enteramente de su gravedad, pero en general el uso de la tobillera en rehabilitación es obligatorio.
¿Por qué la tobillera?
La tobillera es colocada alrededor del tobillo para inmovilizarlo, lo cual es sumamente importante para la rehabilitación de la articulación afectada que no puede exigirse de sobremanera. También proporciona calor y compresión a los huesos, lo que propicia una mejora gradual del dolor. Suelen estar fabricadas de materiales tejidos semirrígidos tales como: nylon, neopreno, o látex y ajustadas mediante un velcro que ayuda a limitar el movimiento del tobillo.
Están indicadas para traumatismos en el tobillo sin fractura: inmovilización, postoperatorio sinovitis, osteoartritis degenerativa, esguinces o inflamaciones, entre otros.