Nuestro rostro es un conjunto de características que nos distinguen del resto de personas, al mirarnos al espejo cada mañana reafirmamos que eso que vemos somos nosotros, el rostro es nuestra primera forma de identificar a un conocido entre la multitud aún así ¿qué pasa cuando no estamos satisfechos con alguna de las características que dan forma a nuestra cara?
Nariz, te amo pero te odio.
La nariz es un órgano importantísimo encargado del olfato y la entrada al sistema respiratorio. El aire es llevado a través de la nariz, la faringe, laringe y tráquea hasta los bronquios y de ahí hasta los pulmones, donde se pondrá en contacto con la sangre. Vista desde un ángulo más estético y menos funcional la nariz, por su posición central en el rostro ofrece una armonía facial en medio de una serie de facciones que dan forma a nuestro rostro.
Existen distintos tipos de narices que en general se pueden clasificar en: Celestial (una de las más extendidas, de forma recta y una terminación en punta ligeramente redondeada), griega (hace referencia a las esculturas griegas, de forma sencilla, proporcional y plana sin curvaturas destacadas), romana (también llamada “aguileña” con curvatura desde el tabique nasal y acaban en una suave punta), chata (redondeada ligeramente y con una pequeña punta), nubia (la nariz más extendida entre el continente africano, con orificios anchos en proporción con su tabique), oriental (es la nariz más pequeña que hay y se extiende por el continente asiático similar a la nubia pero muy pequeña), semítica (hace referencia a las zonas hebreas, tienen gran tamaño con un tabique muy pronunciado y curvado).
Por su localización central en el plano facial, es el órgano más sobresaliente de la cara por lo que está expuesta en el transcurso de la vida de las personas a diferentes lesiones ya sean traumáticas, inflamatorias o infecciosas. Estas lesiones pueden alterar la forma y la función, lo cual repercute en la salud y bienestar de las personas. Esto también incluye la estética, que se traduce en una cara “atractiva” y al alterarse la armonía facial se produce una desproporción de los componentes anatómicos que la forman lo cual percibimos coloquialmente como “fealdad”.
Es de aclarar que los cambios físicos en la nariz son exclusivamente debidos a situaciones externas, también pueden producirse durante la etapa de desarrollo de la persona y aunque sea una cuestión meramente natural hay quienes no quedan conformes con el desenlace de este desarrollo.
Corrigiendo la nariz.
Si tienes el apuro y los recursos, posiblemente una cirugía rápida suene bien, sin embargo esto conlleva a una recuperación algo delicada los primeros días, aunque en general no pasa a mayores. Aún así, existen métodos menos invasivos, que te permitirán continuar con la rutina diaria y que con algo de paciencia verás resultados interesantes.
Si hablamos de corregir y/o perfilar la nariz existen tanto correctores como perfiladores para la misma los cuales se colocan como si se tratase de una prótesis con el fin de modificar la forma de la nariz a una deseada.
Hacer uso de estos correctores trae varias ventajas: Embellecen y respingan la nariz y además, al corregir curvaturas perjudiciales mejoran la respiración del individuo. Son económicas en relación con una cirugía. Los resultados son sorprendentemente rápidos. Y son un producto bío compatible (el organismo no los rechaza).
En un comienzo lo mejor es usarlos de manera programada: día uno (una hora), día dos (dos horas), días tres (tres horas), así hasta llegar a usarlos de ocho a diez horas diarias con normalidad.
Es precioso advertir que los correctores y perfiladores son intransferibles, es decir, no es recomendable que otras personas usen los tuyos, por razones obvias de higiene.
